Desde hace algunos años se debate si el uso indiscriminado de un teléfono celular -como otra de las tantas tecnologías que han invadido el mundo- puede causar daños a la salud humana. Se estima que en nuestro país funcionan alrededor de 23.000.000 de líneas y que la cantidad de aparatos celulares creció un 60,8% en un año, según informó el INDEC el 30 de marzo último. Este abrupto crecimiento requiere una mayor instalación de antenas que permitan habilitar el funcionamiento de los teléfonos móviles. Se han realizado cientos de investigaciones, de las cuales algunas afirman que la cantidad de ondas electromagnéticas emitidas por estos aparatos no son nocivas para la salud. En cambio, hay estudios que ponen en duda estas aseveraciones y explican cuáles pueden ser las consecuencias, tanto del uso de los aparatos como de las antenas que permiten que los mismos funcionen. Otro de los debates que ha generado diferentes posturas es si el uso del teléfono colgado en la cintura de la embarazada puede causarle algún daño al bebé.
Un estudio realizado en España asegura que la radiación de los celulares ocasiona fatiga y problemas de salud entre los usuarios. Según Claudio Gómez Peretta, Jefe de la Sección de Investigación en Salud Pública del Hospital La Fe, de la ciudad de Valencia, la exposición permanente incrementaría las posibilidades de padecer problemas neurológicos y cardiovasculares. Además asegura que la exposición continua a microondas de GSM (Sistema global de comunicaciones moviles) podría producir fatiga, tendencia depresiva, desórdenes del sueño, problemas cardiovasculares, dificultades de concentración, desórdenes de la piel y pérdida del apetito. Del estudio participaron 97 personas de ambos sexos de edades entre los 14 y 81 años. Los investigadores concluyeron que habría que disminuir el límite de seguridad de la radiación de 0,1 microwatios a 0,0006.
Otro grupo de expertos independientes británicos recomendó en un estudio presentado en mayo de 2002 al Ministerio de Sanidad del Reino Unido, la aplicación del principio de prevención en el uso de las tecnologías de telefonía móvil hasta disponer de mayor y fundamentada información científica sobres sus efectos sobre la salud: "Dado el riesgo evidente, debemos usar el móvil lo menos posible. Los analógicos son más aconsejables que los digitales (GSM)". El informe precisa sobre la conveniencia de elegir un modelo de baja radiación y usarlo la menor cantidad de veces posibles. Además aconseja que cuando no está en uso hay que mantenerlo alejado del cuerpo y evitar llevarlo cerca de los genitales, riñones, corazón, ojos o cerebro.
Aunque se estima que todos somos sensibles a las microondas, el peligro potencial frente a los campos electromagnéticos es mayor en la denominada "población de alto riesgo" que incluye a embarazadas, bebés y niños, además de los ancianos y enfermos.
Los investigadores aseguran que los menores son más vulnerables porque no tienen el cerebro completamente desarrollado y tiene un cráneo de menor grosor que los adultos, lo cual permite un fácil acceso de radiaciones, por lo que se recomienda que no lo utilicen.
La Comisión Internacional de Radiaciones no Ionizantes (ICNIRP), dependiente de la Organización Mundial de la Salud, recomienda como límites de densidad de flujo de potencia 450 uW/cm2 para la primera generación de celulares de 900 MHz y de 900 uW/cm2 para las de 1800 MHz. Este organismo asegura que el único efecto biológico de la radiación es el calentamiento de tejidos y que su efecto, dentro de los valores sugeridos, no es nocivo. A pesar de esta norma, algunos países del primer mundo, tales como Suiza, Italia, China y Rusia, y ante las evidencias científicas de riesgo sanitario para la población, aplican de manera preventiva y en tanto se adelante con las investigaciones, una normativa de electromagnetismo más restrictiva que reduce 100 veces los valores aceptados por la ICNIRP.
El investigador neocelandés Neil Cherry, en un estudio realizado para el Parlamento Europeo en junio de 2000, aseguró que "la radiación electromagnética de bajo nivel, como la de los móviles, es perjudicial para el cerebro, feto, hormonas y células" y que "a través de resonancias con los cuerpos y las células, la radiación interfiere en la comunicación inter-células, su crecimiento y regulación y está dañando la genética de la vida".
Un estudio realizado en España asegura que la radiación de los celulares ocasiona fatiga y problemas de salud entre los usuarios. Según Claudio Gómez Peretta, Jefe de la Sección de Investigación en Salud Pública del Hospital La Fe, de la ciudad de Valencia, la exposición permanente incrementaría las posibilidades de padecer problemas neurológicos y cardiovasculares. Además asegura que la exposición continua a microondas de GSM (Sistema global de comunicaciones moviles) podría producir fatiga, tendencia depresiva, desórdenes del sueño, problemas cardiovasculares, dificultades de concentración, desórdenes de la piel y pérdida del apetito. Del estudio participaron 97 personas de ambos sexos de edades entre los 14 y 81 años. Los investigadores concluyeron que habría que disminuir el límite de seguridad de la radiación de 0,1 microwatios a 0,0006.
Otro grupo de expertos independientes británicos recomendó en un estudio presentado en mayo de 2002 al Ministerio de Sanidad del Reino Unido, la aplicación del principio de prevención en el uso de las tecnologías de telefonía móvil hasta disponer de mayor y fundamentada información científica sobres sus efectos sobre la salud: "Dado el riesgo evidente, debemos usar el móvil lo menos posible. Los analógicos son más aconsejables que los digitales (GSM)". El informe precisa sobre la conveniencia de elegir un modelo de baja radiación y usarlo la menor cantidad de veces posibles. Además aconseja que cuando no está en uso hay que mantenerlo alejado del cuerpo y evitar llevarlo cerca de los genitales, riñones, corazón, ojos o cerebro.
Aunque se estima que todos somos sensibles a las microondas, el peligro potencial frente a los campos electromagnéticos es mayor en la denominada "población de alto riesgo" que incluye a embarazadas, bebés y niños, además de los ancianos y enfermos.
Los investigadores aseguran que los menores son más vulnerables porque no tienen el cerebro completamente desarrollado y tiene un cráneo de menor grosor que los adultos, lo cual permite un fácil acceso de radiaciones, por lo que se recomienda que no lo utilicen.
La Comisión Internacional de Radiaciones no Ionizantes (ICNIRP), dependiente de la Organización Mundial de la Salud, recomienda como límites de densidad de flujo de potencia 450 uW/cm2 para la primera generación de celulares de 900 MHz y de 900 uW/cm2 para las de 1800 MHz. Este organismo asegura que el único efecto biológico de la radiación es el calentamiento de tejidos y que su efecto, dentro de los valores sugeridos, no es nocivo. A pesar de esta norma, algunos países del primer mundo, tales como Suiza, Italia, China y Rusia, y ante las evidencias científicas de riesgo sanitario para la población, aplican de manera preventiva y en tanto se adelante con las investigaciones, una normativa de electromagnetismo más restrictiva que reduce 100 veces los valores aceptados por la ICNIRP.
El investigador neocelandés Neil Cherry, en un estudio realizado para el Parlamento Europeo en junio de 2000, aseguró que "la radiación electromagnética de bajo nivel, como la de los móviles, es perjudicial para el cerebro, feto, hormonas y células" y que "a través de resonancias con los cuerpos y las células, la radiación interfiere en la comunicación inter-células, su crecimiento y regulación y está dañando la genética de la vida".
Siguiendo con el análisis de los diferentes informes realizados hasta el momento, la doctora Liliana Voto, especialista en ginecología y obstetricia y actual Directora del Hospital Fernández, asegura que "con la evidencia científica disponible no se puede determinar si existe perjuicio sobre el feto en las madres que utilizan teléfonos celulares para sus comunicaciones diarias".
La doctora Voto informa que se han realizado estudios en los que se trató de comprobar si existían efectos mutagénicos sobre ratones expuestos intrautero utilizando una radiofrecuencia de 2.45 GHz durante 16 horas diarias. Se evaluaron órganos como el bazo, hígado, cerebro y testículos para comprobar si habían sufrido alguna repercusión. El trabajo fue realizado en pleno período embriogénico y como conclusión se pudo demostrar que no se produjeron efectos mutagénicos en tal muestra. "También fue evaluado el efecto del campo magnético emitido por los teléfonos celulares sobre patrones de aceleración o desaceleración en la frecuencia cardíaca fetal y no se observaron cambios significativos en la misma sobre 40 pacientes estudiadas y controladas con cardiotocografía anteparto. El estudio evaluó además el modo "stand by" y el modo comunicación de los teléfonos celulares", culmina la doctora Voto.
El doctor Osvaldo Héctor Bassano, Presidente de A.D.D.U.C Asociación de Defensa de Derechos de Usuarios y Consumidores- afirma que si bien los teléfonos celulares no emiten la misma cantidad de ondas que las antenas, pueden ser perjudiciales para la salud, aunque asegura "que la falta de regulación sobre la instalación de estas antenas sin duda puede causar efectos nocivos en el ser humano". Desde la asociación que preside intentan que la instalación de las antenas sea regulada de manera urgente, y asegura que es necesario que las empresas del sector coloquen la infraestructura que corresponda. Si bien en noviembre de 2004 la Comisión Nacional de Comunicaciones obligó a las empresas a presentar una declaración jurada indicando donde están colocadas dichas antenas, el doctor Bassano cree que "esto no es suficiente, ya que las empresas declaran cosas que luego no cumplen".
La Organización Mundial de la Salud ha presentado diversos estudios que indican que ninguna evaluación realizada hasta el momento sobre la exposición a los campos de RF de los teléfonos móviles o de las estaciones base tenga consecuencias adversas sobre la salud. Sin embargo, en el proyecto se han identificado algunos aspectos que la Organización Mundial de la Salud continúa evaluando. Hasta el momento se han gastado alrededor de U$S 250 millones en las investigaciones efectuadas sobre la incidencia de las radio frecuencias y se estima que se tardarán 3 años más en completar las evaluaciones que el organismo viene realizando.
La doctora Voto informa que se han realizado estudios en los que se trató de comprobar si existían efectos mutagénicos sobre ratones expuestos intrautero utilizando una radiofrecuencia de 2.45 GHz durante 16 horas diarias. Se evaluaron órganos como el bazo, hígado, cerebro y testículos para comprobar si habían sufrido alguna repercusión. El trabajo fue realizado en pleno período embriogénico y como conclusión se pudo demostrar que no se produjeron efectos mutagénicos en tal muestra. "También fue evaluado el efecto del campo magnético emitido por los teléfonos celulares sobre patrones de aceleración o desaceleración en la frecuencia cardíaca fetal y no se observaron cambios significativos en la misma sobre 40 pacientes estudiadas y controladas con cardiotocografía anteparto. El estudio evaluó además el modo "stand by" y el modo comunicación de los teléfonos celulares", culmina la doctora Voto.
El doctor Osvaldo Héctor Bassano, Presidente de A.D.D.U.C Asociación de Defensa de Derechos de Usuarios y Consumidores- afirma que si bien los teléfonos celulares no emiten la misma cantidad de ondas que las antenas, pueden ser perjudiciales para la salud, aunque asegura "que la falta de regulación sobre la instalación de estas antenas sin duda puede causar efectos nocivos en el ser humano". Desde la asociación que preside intentan que la instalación de las antenas sea regulada de manera urgente, y asegura que es necesario que las empresas del sector coloquen la infraestructura que corresponda. Si bien en noviembre de 2004 la Comisión Nacional de Comunicaciones obligó a las empresas a presentar una declaración jurada indicando donde están colocadas dichas antenas, el doctor Bassano cree que "esto no es suficiente, ya que las empresas declaran cosas que luego no cumplen".
La Organización Mundial de la Salud ha presentado diversos estudios que indican que ninguna evaluación realizada hasta el momento sobre la exposición a los campos de RF de los teléfonos móviles o de las estaciones base tenga consecuencias adversas sobre la salud. Sin embargo, en el proyecto se han identificado algunos aspectos que la Organización Mundial de la Salud continúa evaluando. Hasta el momento se han gastado alrededor de U$S 250 millones en las investigaciones efectuadas sobre la incidencia de las radio frecuencias y se estima que se tardarán 3 años más en completar las evaluaciones que el organismo viene realizando.
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